El Feng Shui es una combinación de ciencia y arte milenario de origen chino que nació de la observación de la naturaleza y el cosmos. Los antiguos maestros lo usaban para mejorar la vida y prosperidad de los emperadores.

Hoy en día, este conocimiento se ha adaptado al mundo moderno. Como interiorista, aplico el Feng Shui para crear espacios que armonicen la energía de las personas con su entorno, logrando interiores más bellos y saludables.

Trato cada espacio como si fuera un cuerpo, cuidando el flujo de energía para que todo funcione en armonía y equilibrio con las personas que lo habitan.

Como interiorista, uso el Feng Shui para conectar las casas con quienes las habitan. Escuchar lo que tu hogar te «dice» es clave cuando buscas cambios, reformas o incluso elegir una nueva vivienda.

Más allá de las necesidades físicas, el Feng Shui se centra en la búsqueda del equilibrio emocional a través de los ambientes. La luz, la disposición de los muebles y los colores influyen en cómo percibimos y sentimos los espacios.

El lugar adecuado aporta Sheng Qi (prosperidad), mientras que uno mal elegido puede generar Sha Qi (adversidad). Como un jardinero cuida una planta, me aseguro de que tu hogar tenga todo lo necesario para florecer.